La palabra “emprendedor”, con sus variantes de “emprendimiento” o “emprendedores”, se ha puesto de moda en los últimos tiempos hasta el punto que raro es el día que no la escuchamos o leemos ya sea en las noticias televisivas, en las cadenas de radio, en algún periódico o en boca de algún Ministro o futuro candidato electoral.

Llama poderosamente la atención este supuesto auge del emprendimiento en un país cuya población lo que más desea es ser funcionario (¡¡Que Dios nos coja confesados!!) ya que según un reciente estudio (cuya noticia podéis consultar pinchando sobre “ser funcionario”) el 32% de los jóvenes españoles desean ser funcionarios, estando a la cabeza en Europa en este aspecto seguidos muy de lejos por Italia (17%). Es por ello que quiero entrar un poco a analizar el porque de este boom y dar algunos consejos, humildemente, a quienes verdaderamente tienen alma emprendedora.

No diga emprendedor, diga “caza-subvenciones”

El auge del emprendimiento es, pues, totalmente antinatural en un país con una cultura funcionarial y poco innovadora como es España y obedece en muchos casos al elevado número de subvenciones y ayudas públicas que los políticos están otorgando, con el dinero que previamente nos han confiscado, a quién se da de alta como autónomo con el objetivo de reducir el número de personas oficialmente sin empleo, mover el consumo interno y así poder exhibir de cara a las próximas citas electorales unas cifras macroeconómicas en clara mejoría.

La realidad es que mucha de esa gente que se da de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) lo hace, y esto es algo que me han confesado varios de ellos de forma discreta, por unos motivos muy poco relacionados con la idea de montar un negocio que genere riqueza para sí y para la sociedad en su conjunto. Brevemente citaré a continuación los 3 motivos más aducidos para darse de alta como autónomo en los últimos tiempos:

  1. “Se me ha acabado el paro y las ayudas que dan me vienen muy bien para poder pasar estos meses y además estar cubierto para hacer alguna chapuza”
  2. “Voy a aprovechar la subvención para arreglar unas cosillas en casa y llevarme a la mujer de vacaciones”
  3. “He puesto mi actividad a nombre de un familiar y así el pilla un dinero y yo ahorro en impuestos y cargas sociales”

Como podréis imaginar cuando los motivos más importantes para cursar alta como autónomo son alguno de esos 3 estaréis conmigo en que no se trata de datos muy halagüeños que nos hagan pensar que España vive algo así como una euforia colectiva en post del emprendimiento.

Por ejemplo, en la Región de Murcia –en dónde resido y pago mis impuestos religiosamente– existe una ayuda de cuantía bastante generosa por darte de alta como emprendedor cumpliendo ciertas condiciones relativamente fáciles de cumplir (podéis ver más sobre dicha ayuda aquí); una ayuda que por un gran número de beneficiarios está siendo utilizada para fines muy distintos a los pretendidos por la administración. Entre esos fines están cosas como poner aire acondicionado en casa (y disfrazar la factura como instalación de fontanería y suministro de material local de negocio) y cosas de ese estilo. El “secreto profesional” me impide dar nombres ya que además hacerlo iría contra mi honorabilidad profesional pero si es un hecho que quisiera denunciar públicamente a través de estas líneas ya que, a mi juicio, está acaeciendo un enorme fraude en la utilización de estas ayudas debido a la absoluta falta de diligencia de la administración en el control de las mismas y también debido a lo erróneo de su propia concesión.

Emprender en base a subvenciones es un error

Es más una filosofía de vida en el trabajo y también un consejo que, si me lo piden, suelo dar a mis clientes o potenciales clientes…”Si vas a poner el negocio en base a las subvenciones que te van a dar, no lo montes”. Es muy simple puesto que alguien que pone un negocio simplemente para coger las subvenciones que le dan, sin una idea o plan de negocio clara y viable sobre el papel, no es un emprendedor sino un impostor, un saqueador más de las maltrechas arcas públicas.

Para emprender hay que olvidarse de las subvenciones, tu plan de negocio no debe contemplar las subvenciones bajo ningún concepto. Otra cuestión es que una vez definido el plan de negocio resulte que cumples las condiciones para obtener una determinada subvención; en ese caso la solicitas para que sea un ingreso extraordinario pero nunca contemples una subvención dentro de un plan de negocio para determinar su rentabilidad puesto que en cuanto se acabe esa subvención, que siempre se acaba, tu negocio no se sostendrá y acabarás con casi total seguridad fracasando y en la quiebra.

  1. Define tu idea de negocio.

  2. Analiza el mercado, la demanda y la competencia.

  3. Realiza, por escrito, el plan de negocio aportando números y calculando un umbral de rentabilidad en base a datos conservadores y no en base a “brotes verdes imaginarios”.

  4. Busca la financiación necesaria.

Son 4 pasos básicos para que un proyecto emprendedor sea consistente y funcione en un plazo razonable de tiempo.

Para emprender SI hace falta dinero

No quería terminar este post sin entrar en el tema del dinero pues creo que se está engañando a mucha gente diciéndole que para emprender hoy en día no hace falta dinero. Es absurdo poner un negocio sin dinero.

Claro que hace falta dinero para montar un negocio (unos negocios requerirán más capital y otros menos, pero capital siempre es necesario) ya que poner un negocio financiando el 100% con deuda hará que las tensiones de tesorería ahoguen la evolución de tu negocio y previsiblemente le lleven a la quiebra. Es conveniente que al menos el 20/25% de la inversión a realizar no vaya contra deuda sino que sea capital aportado por los socios o accionistas en el negocio.

Montar un negocio sólo con deuda posible es pero me atrevería a decir que un 90% de los que así lo hacen acaban cerrando en un plazo no superior a 24/36 meses por el ahogo que le supone el pago de la deuda para su tesorería. Mi consejo aquí es claro, si no te ves capaz de llegar a aportar -junto a tus socios, si los hay- un 20/25% de la inversión como capital entonces busca otros socios o inversores pero no montes el negocio basando más del 75% de la inversión en deuda, no lo hagas.

No quiero con este post espantar la ilusión de cualquier emprendedor de corazón por montar su propio negocio sino que quiero hacer ver que el emprendimiento no es un mundo de color de rosa sino que es algo que requiere de un análisis previo importante antes de lanzarse. Emprender si, pero en base a una idea, a un proyecto y a un capital aportado inicialmente.