Poner en valor la contabilidad es algo muy necesario en la época actual en la que se exige cada vez más transparencia financiera y en la que un día sí y otro también saltan a la luz casos de contabilidad creativa y manipulación de balances en pos de engañar al acreedor para que continúe financiando a una determinada mercantil con base en unos números que no reflejan “la imagen fiel del patrimonio y de la realidad empresarial”. El llevar una contabilidad acorde a la imagen fiel del patrimonio neto y de la realidad empresarial es un aspecto nuclear para el funcionamiento en libre mercado de la economía y para la confianza del consumidor y del inversor; y para dicha cuestión es absolutamente básico contar con un buen asesor contable y fiscal. Las mentiras tienen las patas muy cortas y aunque, en contabilidad y finanzas a corto plazo te puedan permitir salir de un charco, a largo plazo te hundirán en el fondo oceánico.

La necesaria confianza en tu contable

Una empresa, un autónomo o cualquier negocio debe de tener plena confianza en su contable y/o asesor fiscal ya que la profesión de contable, para poder llevar a cabo un buen y eficaz trabajo, requiere de información total y exhaustiva por parte del cliente. Si un emprendedor, un empresario, ve a su asesor contable y fiscal como un simple proveedor más está errando en su estrategia ya que para poder aconsejar y asesorar eficazmente es necesario tener toda la información sobre un cliente; una información incompleta puede dar lugar a un análisis erróneo de la situación fiscal, económica y contable y a raíz de ello los consejos que se puedan dar a un cliente pueden ser malos consejos.

Si engañas a tu contable al final te estas engañando a ti mismo e impedirás que la valiosa información que puede extraerse de la contabilidad te pueda ser de utilidad ya que al estar engañándole los datos que emanen en la contabilidad no obedecerán a la realidad del negocio e impedirán que la información que de la contabilidad se pueda extraer tenga utilidad alguna.

La honorabilidad y honestidad de un contable y/o asesor fiscal debe de ser máxima, a fin de inspirar a sus clientes esa confianza tan necesaria puesto que el emprendedor, el empresario, el autónomo, debe ver a su contable más como un socio o un aliado que le aporte información y le permita generar aún más valor y no como un mero proveedor de servicios. Si eres autónomo, o tienes una empresa, y no tienes esa relación de confianza con tu asesor contable y fiscal entonces tienes un problema; analizadlo y ponedle solución si es posible y si no lo es entonces piensa en cambiar a otra persona cuya profesionalidad y honestidad te ofrezca un mayor grado de confianza a fin de poder tratarle como un aliado consejero y no como una mera calculadora de impuestos.

El contable / asesor fiscal no es un pasante de impuestos

Si tienes a tu asesor contable y fiscal como un mero pasante de modelos impositivos entonces en realidad no tienes un asesor. Un asesor, en cualquier esfera de asesoramiento empresarial, debe ser el primero -al margen de los socios del negocio- al que consultes los proyectos empresariales antes de llevarlos a efecto, ya que si los números de la contabilidad son ciertos él (o ella) podrá indicarte si tu negocio soportará el nivel de inversión que requiere tu nuevo proyecto y las necesidades de flujo de tesorería, entre otras muchas cuestiones, que dicho proyecto pueda requerir en el futuro en base a la idea planteada en dicho proyecto.

El hecho de convertir a tu asesor contable y fiscal en un pasante de modelos de impuestos y no en un aliado empresarial tendrá efectos nocivos para los intereses de ambas partes, como por ejemplo:

  1. El asesor contable y fiscal se sentirá minusvalorado profesionalmente lo que hará bajar su propia autoestima y que la atención que te presta sea cada vez menor debido a que sentirá que ya no es tu aliado empresarial sino un simple proveedor que te cumplimenta los modelos de impuestos.
  2. El cliente no encontrará el valor añadido en la actividad de su asesor contable y fiscal, haciendo así que anide en él (el cliente) la sensación de que la factura de su asesor es algo así como un impuesto más a pagar periódicamente pero que no le ayuda en nada ni le facilita el crear mayor añadido a sus productos y servicios.
  3. Dejadez a la hora de llevar tu contabilidad, con las consecuencias que ello puede traer.
  4. Generación de desconfianza mutua con el paso del tiempo.

Estos efectos antes relacionados supondrán un perjuicio para ambas partes y harán que al final la relación no llegue a buen puerto, provocando pérdidas de tiempo, productividad y dinero a ambas partes.

Intrusismo en el sector

Como en tantas otras profesiones existe hoy en día mucho intrusismo en el sector de la profesión contable ya que hay mucho incompetente, carente de toda titulación y capacitación, pasando contabilidades “en negro” o “en A” pero en ambos casos sin tener una profesionalidad que deberíamos considerar como “mínimo exigible”; los también conocidos como “picatickets”.

Mucha gente cree, y esta creencia devalúa la honorable e importantísima profesión del contable y/o asesor, que la llevanza de una correcta contabilidad es “ingresos – gastos” y poco más y claro, luego se ven por ahí balances descuadrados, saldos en partidas contables que no deben tener saldo a final de año, la no llevanza individualizada de las cuentas de proveedores, acreedores y cliente así como un largo etcétera de disparates contables de los que, por lo general, el cliente no es consciente hasta que Hacienda le levanta en peso y empieza a preguntarse “¿Qué ha pasado?”. (Suponiendo que Hacienda se da cuenta porque hay inspectores, subinspectores y técnicos que no aprobarían un examen de contabilidad de 1º de carrera…aunque esto ya es harina de otro costal).

Debería implantarse algún sistema o método de lucha contra este dañino intrusismo profesional aunque, sinceramente, no me atrevo a plantear cómo debería ser ese sistema ya que no he encontrado la forma de desarrollarlo sin que ello ponga sobre la mesa incentivos perversos contrarios al libre mercado que idealmente defiendo.

En definitiva, una conclusión quiero sacar principalmente, un asesor contable y fiscal debe de ser un aliado y no aportarle una información completa y total será como hacerse trampas al solitario.