En el desarrollo de mi actividad profesional en lo que se refiere a la faceta de contable, circunscrita dentro de la consultoría empresarial, muchas veces es complicado explicar a los clientes, desconocedores de la técnica contable, en qué consiste la amortización con palabras que ellos puedan entender debido a que los profesionales en la materia lo vemos como algo natural y lógico de forma que nos cuesta entender que alguien “no lo vea” tan claro e indudable como lo vemos nosotros.

Trataré, en este breve artículo, de explicar qué es la amortización contable y porqué debe aplicarse esta técnica con palabras llanas y fáciles de entender para cualquier persona completamente ajena a la técnica contable; de este modo, intentaré huir al máximo posible de tecnicismos y ruego por ello que si algún contable lee este artículo tenga en consideración esta máxima inicial que me propongo en la redacción del presente texto.

Origen y justificación de la amortización contable

En el ánimo por lograr que los balances que se extraigan de la contabilidad representen la, tan manida, “imagen fiel de la empresa” se introdujo la técnica de la amortización contable. La idea de fondo reside en qué si una empresa adquiere un complejo industrial (o una oficina administrativa), esta adquisición no suponga un costo en el año en que se adquiere sino que ese costo se distribuya como gasto contable (y deducible a efectos fiscales) durante todo el período (normalmente varios años) en que dicho inmueble esté, digamos, “en producción”. Para que lo veamos más claro pondremos un ejemplo:

  1. Una empresa de transporte adquiere un complejo industrial a fin de utilizarlo como base logística para sus operaciones por importe de 1.000.000€ y se me presenta la disyuntiva de amortizar o no amortizar (disyuntiva que en aras a respetar el P.G.C. no tendría ni pies ni cabeza que pudiera presentarse a ningún contable que se precie de serlo). De este modo tendríamos las siguientes alternativas:

    1. Computar el 1.000.000€ como gasto total de ejercicio presente (lo cual no es fiscalmente admisible).
    2. Estimando que ese inmueble, en sus condiciones actuales, nos puede hacer la función deseada –base logística- durante 20 años entonces computamos como gasto este año (suponemos que adquirimos el bien el día 1 del año) 50.000€ (el 5%, que sale de dividir el 100% del costo entre 20 años), y durante los próximos 19 años computamos idéntica cantidad también como gasto en las cuentas de dichos ejercicios.

Si escogemos la opción “a.” el balance de la sociedad indicará que la sociedad no posee activos en tanto en cuanto que ha computado la adquisición de la nave como gasto corriente del ejercicio de forma íntegra, mientras que realmente tenemos un complejo industrial en propiedad y su valor no es 0€ tal y como reflejan las cuentas. Estaríamos pues en un supuesto en que se incumpliría el principio básico de que las cuentas anuales de una empresa reflejen su imagen fiel y, abundando aún más en la materia, se estará presentando ante el propio empresario y sus acreedores financieros unas cuentas falsas debido a que no reflejan la realidad de la empresa. Llegados a este punto, ¿Creéis que un empresario podrá tomar decisiones empresariales correctas en base a unos números que son falsos?; y, más aún, ¿creéis que una entidad financiera podrá confiar en el balance de una sociedad que indica que no tiene activos cuando el empresario le está diciendo a la vez que posee un complejo industrial?.

Por el contrario, si escogemos la opción “b.”, nuestras cuentas anuales reflejarán como activo un complejo industrial por importe de 950.000€ (1.000.000€ que nos costó menos los 50.000€ que hemos computado como gasto en este primer ejercicio) y nuestra cuenta de resultados tan sólo reflejará como gasto la parte proporcional del complejo industrial que, digamos, “hemos consumido” en este ejercicio económico. Así pues, ¿creéis que confiará una entidad financiera en este balance? Y, para más inri, ¿podrá el empresario tomar decisiones en base a unos números correctos?.

Os dejo a continuación un breve vídeo explicativo, obtenido libremente de Youtube, de cómo se procede con la técnica de amortización contable:

 

Más aún, supongamos que la empresa que ha adquirido dicho complejo industrial factura anualmente 350.000€ obteniendo como margen neto empresarial un 20% de esa cuantía (70.000€ de beneficio), si computamos como gasto el coste total de adquisición este año daremos unas pérdidas de 930.000€, mientras que si optamos por amortizar el bien daremos unos beneficios de 20.000€, ¿cuál creéis que es la realidad empresarial objetivamente? ¿las pérdidas de 930.000€ o los beneficios de 20.000€?.

En el fondo la técnica de la amortización contable no es más que distribuir la imputación como gasto del coste de adquisición entre el período total en que ese bien esté en producción y/o funcionamiento para la actividad de la empresa.

La diferencia que la amortización provoca entre resultados y flujos de efectivo

Aquellos clientes, empresarios al fin y al cabo, que no conciben la técnica de la amortización contable siempre preguntarán, llegada la hora de la presentación de los resultados contables de la empresa, ¿Cómo vamos a tener beneficios si me he gastado 1.000.000€ en comprar el complejo industrial?. La respuesta es clara, ¿se ha “comido” usted el complejo industrial este año o lo va a poder seguir utilizando durante los próximos 20 años?. (Esta respuesta cada cual la puede edulcorar como mejor crea conveniente conociendo a su cliente pero al final la cuestión que hay que “hacer ver” al cliente es esa)

Colegiréis conmigo que la respuesta de cualquier empresario será, “no, la nave sigue ahí y que dure muchos años”; y ahí es donde reside la clave “si un bien le va a ayudar a generar ingresos por su actividad durante 20 años, ¿no será lo más lógico y coherente que el coste de adquirirlo se divida entre esos 20 años?”.

Ha sido esta una explicación simplista, básica y nada técnica de lo que es la amortización contable y la motivación de llevarla a la práctica pero confío en que sirva para que el lector comprenda la idea de la amortización contable y si además el lector es empresario, confío en que pueda usted lograr entender la amortización para dejar de pensar que es “un invento de mi asesor”. La amortización no es un invento del asesor, no es magia ni nada esotérico sino que simplemente es una técnica contable para plasmar la realidad económica y patrimonial de la empresa en un balance que por lo general va a ocupar un folio únicamente.